miércoles, 16 de noviembre de 2011

CÓMO SE MIRAN LAS COSAS. Sobre erosión, cárcavas y salobrales. Un cuento pedagógico de los Animales Imaginarios



¿Vosotros os acordáis del día que Vicentito nos explicó cómo se hace una playa?
¿Y cuando nos enteramos que las montañas se mueven y crecen por las las placas tectónicas
Pues si no os acordáis miradlo, que para eso os hemos puesto los hipervínculos (¡vaya palabra!, ¿verdad?) por si se os han volado los recuerdos, como nos pasa a veces a los Koalas.
¿Qué…, ya os acordáis?
Pues nada, hasta luego entonces. Ya se terminó la…
¡Qué no, tontos, que era broma! Os tenemos que contar una cosa importantísima que se llama… ¡Ta-chan, ta-chan!
-Vaya, se nos ha olvidado cómo se llama eso… ¡Elefantito! ¿Cómo se llamaba eso de mirar mucho rato y luego decir: pues antes era un mar?
-Interpretación del paisaje.
Vaya palabras, ¿verdad? Pues eso es lo que os queríamos enseñar.
Lo primero que hay que hacer es mirar muy fuerte y mucho rato desde algún lugar alto y ver esto.
Alguno dirá entonces: Vale, un río sin agua y arbolitos con desierto.
Pero aquí viene lo bueno. ¿Sabíais que hace más de chopotocientos años esto era un mar? ¿A que parece increíble?
A nosotros, cuando nos lo dijo Vicentito pensamos que le había dado demasiado el sol en la cabeza, como le dijo su madre a nuestra amiga Pili.
Pero él nos lo explicó, que para eso es ornitorrinco:
-¿Veis esas montañas del fondo?
-Sí, claro, no estamos ciegos.
-¿Y os acordáis como se formaron?
-Más o menos.
(¿Comprendéis ahora porque era importante que os acordaráis? Para que no os pasara como a nosotros, que nos quedamos con un poco de cara de tontos y luego tuvimos que repasarlo por la noche)
-Pues luego, con la lluvia, se fueron erosionando.
-¿Erosioqué?
-Al caer el agua se fue llevando poco a poco la tierra.
-Así más claro. Qué manía de utilizar palabras.
-Es que es importante que las aprendáis.
-¿Para qué?
-Para saber más y luego ganar en los concursos de la tele.
-¿Y dan bayas?
-Dan euritos.
-¿Onde? – dijo el Pulpo.
-En la tele.
Y como allí donde estábamos no había tele el Pulpo de fue.
-Bueno, Koalas, a lo que íbamos ¿Cómo se llama cuando se lleva la tierra el agua?
- E-ro-si-i-i-i-i
-Erosión.
-Es que es muy difícil y las últimas letras se quedan enganchadas.
-Van haciéndose surcos que se llaman cárcavas.
-Cavacas- repetimos nosotros.
-No, cárcavas.
-Pues eso, cavacas.
-Venga, vale.
-¿Y qué era una cárcava? – preguntó la Jirafita que se había despistado mirando un vestidito monísimo que tenía una niña.
-Esos surcos.
-A vale: surcos-cárcavas, surcos-cavacas, surcos-cav… Ay, me he perdido.
-Cárcavas, Jirafita
-Cárcavas-surcos, cárcavas-surcos, cár… - se fue diciendo bajito, pues ese es el famosísimo método Jirafita para aprenderse las cosas.
- Bueno, Koalas, ¿ya os queda claro que son las cárcavas?
-Los surquitos de tierra que se ha llevado el agua.
-¡Muy bien!
Y nosotros, claro, pues nos aplaudimos.
-¡Ya sabemos lo que son las cavacas!
-¡Cárcavas!
-Pues eso, cavacas.
-No tenéis remedio, Koalas. En fin.
-Bueno, pero ¿vas a contar lo del mar o no?- dijo el Rinoceronte.
-Pues eso, que toda esa llanura que ves allí debajo era mar.
-¿Con chardinas?
-Sí, Pulpo, con sardinas. Pero poco a poco se fue poniendo allí la tierra de las cárcavas. La traía el río y se iba quitando el mar.
-¡Hala! – dijo el Rinoceronte, pues a él estas cosas le emocionan mucho - ¿Y pasó de repente?
-No, tardo mucho.
-¿Mucho, muchísimo?
-Sí. Esto era un mar en tiempo de los fenicios y los romanos.
-¡Los romanos!
(Pues ya sabéis, y si no leeros nuestro libro, cáspitas, que los romanos son los preferidos del Rinoceronte).
-Aquí tenían un puerto y Mojácar esta junto al mar.
-¡Hala!-volvió a repetir el Rinoceronte mientras nosotros pensábamos: “Vaya con las cavacas, la que armaron”
-Se fue llenando todo de moviditos.
-Muchísimos moviditos.
-Es que aquí llueve poco pero cuando lo hace es a lo bestia y ese río seco que veis no os podéis imaginar el agua que puede llevar con las lluvias torrenciales de otoño
-¡Hala!
-(Jopeta con las cavacas)
-¿Y onde chardinas?
-Las sardinas se tuvieron que ir más hacia el mar.
-Aro, ógico. No agua, no chardinas.
-Pero cuéntaselo todo Vicentito – dijo Ampalito- dile lo de los saladares.
-Salaqués, ¡otro palabro! ¿No se les acaban nunca los palabros a los mayores?
-No sé si va a ser mucho.
-No, no – dijo el Rinoceronte- ¿Qué es eso?
-Qué la colmatación se hizo por fases.
-No te pases, Vicentito – le dijo Ampalito-. Intenta ser más pedagógico.
-Es verdad.
-Pues que primero fue un mar y luego una especie de laguna como la que hay cerca de los apartamentos.
-El mar fue poniendo sus propios moviditos para ir haciendo la playa mientras el río traía los suyos.
-¡Qué emoción! ¿Quién gano?
-Erdieron chardinas –dijo el Pulpo.
-Es verdad, perdieron las sardinas pues cada vez la laguna se fue haciendo más pequeña y poco profunda hasta que se llegó a secar del todo, como ahora.
-¡Qué cosas! – exclamó el Rinoceronte al que la historia le había encantado. Le había gustado tanto que luego, por la noche, mientras nosotros veíamos la tele, él se puso con el ordenador y pintó esta foto para que lo entendáis mejor.
Mientras lo hacía en la tele preguntaron:
-¿Cómo se llaman los surcos que deja el agua?
Cavacas! – dijimos nosotros pero no sabemos por qué, no nos dieron los euritos.
En el blog de Vicentito tenéis muchas cosas interesantes
Si os interesan los salobrales (y ver así todos los dibujos que hizo el Rinoceronte)
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Si quieres conocer más historias de los Animales imaginarios en este blog entra aquí.
Si quieres ver su famosísimo Diario, lo publicaron aquí

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