sábado, 4 de julio de 2015

El libro del sábado. PEDRO PÁRAMO DE JUAN RULFO


Este inicio de verano ha comenzado como siempre hay que hacerlo, recurriendo a los clásicos.
En esta ocasión ha tocado Pedro Páramo, la novela que en COU me abrió los ojos (cuántas gracias debo darte, Jose Luis) y me sirvió para entrar en la literatura Iberoamericana.
Pues fue ella (¡ya en 1955!) la que abrió la puerta a García Márquez, a Miguel Ángel Asturias y otros tantos, trayendo las novedades literarias ensayadas por Joyce o Faulkner  a la nueva realidad geográfica y social del sur de América.
Fotografía de Juan Rulfo

La historia es tan breve como impactante, la busca de un padre, Pedro Páramo, que es el encuentro de una historia terrible pero también de la muerte; todo en medio de un pueblo fantasmagórico (la famosa Comala), más lleno de espectros que de vivos.
En su transfondo hay dos tradiciones que se desarrollarán hasta en infinito en la literatura posterior
Por un lado la débil frontera entre la vida y la muerte (es verdaderamente insuperable la escena en donde, ya enterrados, dos de los personajes oyen las voces del pueblo, de los que viven o vivieron en él) en donde la realidad se multiplica como un espejo roto, apenas sin fronteras entre lo que fue y lo que es.

Por otra parte, aparece ya la figura del cacique, del tirano local, Pedro Páramo. Es la reflexión sobre el poder en sociedades antiguas, en donde el control estatal apenas si existe y figuras como esta se configuran, a través de la inteligencia a la hora de utilizar la violencia, las lealtades y todo tipo de maniobras para doblegar las voluntades y hacerse con un poder sin límites.
Entre ambos temas una prosa recortada como cuchilllos afilados en donde las palabras están comenzando a desaparecer para quedar su simple recuerdo, como colgado en el viento reseco, que obliga al lector a una atención constante para delimitar los planos y las voces (aunque a veces ni así será posible, pues era éste el interés del autor, la ambigüedad), con un paisaje de fondo tan seco y siniestro como la trama.




No es fácil, verdaderamente, pero quien se atreva a su lectura nunca volverá a ser el mismo. Ese es el reto que nos plantea Juan Rulfo

2 comentarios:

  1. Hola,

    espero que estés bien: Sólo para la siguiente observación:

    Comala (fe de errata, line: 9).

    Saludos

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