viernes, 27 de noviembre de 2015

Texto para entender mejor a los alumbrados del XVI


Ya hablamos aquí de los alumbrados. Ahora os ofrezco un magnífico texto sobre ellos.

Los mayores peligros de herejía en España no provienen de los seguidores de Lutero, ni de Melanchton, ni de Erasmo... sino de los pertinaces alumbrados, de sus éxtasis, arrobamientos, contemplaciones y desmayos; movimientos libidinosos que no ocultan otra cosa que la pura lujuria, envuelta en las lumbreras de las visiones y revelaciones aparentemente prodigiosísimas. Porque el alumbrado, una vez alcanzada la fama de perfección y santidad por puro «derretimiento en amor de Dios», se torna impecable para sus incautos seguidores, y le es lícita toda acción cometida en tal estado. Y resulta corriente que estos perversos, siendo clérigos, soliciten de amores a sus discípulas y penitentes, convenciéndolas de que, al fin y al cabo, todo amor viene del Creador. Como las monjas, llegadas a cierta edad sin haber conocido varón, buscan consuelos torcidos disfrazados de ardores místicos y desmayos. Nacen pues de estos errores y torcidas doctrinas toda clase de concupiscencias e impuros actos, los cuales no tendremos más remedio que exponer, aunque causen desagrado, queriendo representar que alumbran las almas de sus semejantes, no hacen sino obedecer a las bestiales leyes de la carne. Por eso ha ya tiempo que a estos se les dio el acertado nombre de «alumbrados»
(…)
Los alumbrados son hombres y mujeres que, no negando ni oponiéndose abiertamente a ningún dogma ni verdad, se desvían del camino recto por otras vías: diciendo, por ejemplo, que les basta orar para salvarse; que Dios está con ellos y que les habla y los guía directamente, sin que tengan ellos necesidad de maestros, ni sacerdotes, ni jerarquía alguna... En fin, sobre todo, los alumbrados son aquellos que se tienen por santos y se presentan como tales ante la gente, con engaños, fingimientos (...)


El alumbradismo, en suma, es la falsa santidad.





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