sábado, 3 de marzo de 2012

EL LIBRO DEL SÁBADO. Una novela sobre guerra sobre civiles

     No es un libro al uso de la novela árabe. No se habla de olores ni de comidas exóticas. Pero tampoco es una novela occidental sobre el mundo árabe. Pues la obra es un territorio ambiguo e impuro, típicamente posmoderno, en donde una libanesa no sabe de qué lugar se encuentra, confundida por la mixtura de culturas de su país y de su propia vida.
      Por ello se lanza sin tabúes para hablar desde la primera persona y desde su propia voz, desde sus sentimientos encontrados, intenta describir el asco o el amor, el sexo o la costumbre, lo islámico o lo occidental de este Líbano y sus contradicciones (que lo son, aunque en menor grado, equiparables a todo el mundo islámico) hablándonos de sus fobias y sus filias. De su odio a Israel y del amor-odio a lo occidental, de la guerra como cultura, de sus raíces tradicionales odiadas y a la vez mantenidas frente la vacuidad posmoderna, de su doble cara de progreso-tradición...
      Pero ante todo es un alegato contra la guerra y el odio y a favor del amor, la alegría, de la persona contra los intereses.
     Os dejo alguno de sus fragmentos  francamente interesantes

Sobre la guerra      
Cuando en los libros de historia los hombres rememoran sus episodios heroicos,suelen hablar de la espada que atravesó el corazón, del escudo que protegió la verdad y del coraje que se abrió caino a través del miedo. Lo que no cuentan es la verdad sobre cómo responde el cuerpo humano a la presión. Cómo los intestinos se vuelven flacidos. La pérdida de control. El debilitamiento del estómago. El sabor de la bilis. El sabor del ácido. El sentimiento de desespezanza y desolación. El miedo que impide actuar. El frío en las palmas de las manos. El martilleo en la cabeza. Las lágrimas, la mierda y aún más mierda

Bombardearon toda Beirut. Eliminaron barrios enteros. Acabaron con familias enteras. Utilizaron bombas que eran tan potentes que podían calcinar edificios de hormigón. Las llamaban bombas antibúnker (... ) También arrojaron bombas que quemaron a la gente. Se les derretía la piel al instante. Y arrojaron bombas que tenían dentro cientos de pequeñas bombas para que explotaran cuando las cogieran los niños

Sobre la mujer

Según nuestro reformador (los islámicos otomanos), para ser consideradas mujeres virtuosas teníamos que hablar con delicadeza y mantenernos calladas casi todo el tiempo, ser apocadas, conservar nuestra reputación intacta y estar por encima de cualquier obcenidad. Se nos enseñó a no enfrentarnos jamás a nuestros maridos con queja alguna (...) y obedecer cuando recibíeramos órdenes. Teníamos que mirarle

Sobre las milicias radicales

En las paredes de sus casas colgaban fotografías enmarcadas de los mártires de la familia que habían perdido en la guerra ¿Qué guerra? Todas ellas. Perdieron la cuenta. Se enfadaron y dejaron de confiar en el nuevo gobierno y, en su lugar, depositaron su confianza en las antiguas milicias de la guerra. El nuevo gobierno no suministraba agua potable a sus hogares. El nuevo gobierno no suministraba electricidad a sus barrio. En muchos aspectos, el nuevo gobierno desatendía totalmente a gran parte de la población. De modo que la población volvió a depositar su confianza en las milicias. Si el gobierno no podía reconstruir sus hogares, las milicias sí. Si el gobierno no podía construir escuelas, las milicías sí podían. Si el gobierno no construía un hospital, las milicias lo hacían

Sobre la pobreza y el neocolonialismo

(El Beirut de la postguerra)
Camino por las calles y veo flamantes coches aparcados delante de un Starbucks. Camino hasta las afueras de la ciudad y veo cloacas al aire libre (...) Veo niños que van al colegio (...) Veo niños que piden dinero por la calle. Veo labios de silicona que les dicen "fuuueraa". Vuelvo caminando al centro  de la ciudad y veo grúas gigantes de las que surgen el acero y el vidrio. Veo carteles publicitarios publictarios inmensos que me dicen que compre una crema facial que hará que mi piel deje de ser morena y se vuelva blanca. Veo ancianos que arrastran carros de madera e intentan venderme verduras. Veo una peluquería que ahora me ofrece Bótox gratis con cada visita. Veo chicas adolescentes que se mueren por convertirse en mujeres


Zena El Khalil Beirut, I Love you.  2008

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